​Lo que quiero ser

 

Quiero ser pastor
que vele por los suyos;
árbol frondoso
que dé sombra
al cansado;
fuente donde
beba el sediento.
Quiero ser canción
que inunde los silencios;
libro que descubra
horizontes remotos;
poema que deshiele
un corazón frío;
papel donde se pueda
escribir una historia.

Quiero ser risa en los
espacios tristes,
y semilla que prende
en el terreno yermo.
Ser carta de amor para el solitario,
y grito fuerte para el sordo…

Pastor, árbol o fuente,
canción, libro o poema…
Papel, risa, grito, carta, semilla…
Lo que tú quieras, lo que tú pidas,
lo que tú sueñes, Señor…
eso quiero ser.

¿Qué palabra contará la Palabra?

 

¿Qué palabra
contará la Palabra?

Hay palabras vacías,
versos muertos,
verbos sin chispa,
noticias sin eco.

Y hay palabras ardientes,
ideas con vuelo,
páginas vivas,
lenguajes nuevos.

No desesperes,
buscador de sentido,
de respuestas,
de algo eterno.

No te conformes
con pobres silencios.
Sigue buscando
en palabras prestadas
el encuentro pleno.

José María Rodríguez Olaizola, Oviedo, 1970

La palabra se hizo carne

 

La palabra se hizo carne,
para hablar en gestos
y profetizar amores.
Se hizo frágil,
para romper certidumbres
y derribar fortalezas.
Se hizo niño
para crecer aprendiendo
y enseñar viviendo.
Se hizo voz,
en el llanto de un crío
y en las promesas de un hombre.
Se hizo brote
que en el suelo seco
apuntaba hacia la Vida.
Se hizo amigo
para anular soledades
y trenzar efectos.
Se hizo de los nuestros
para enseñarnos
a ser de Dios.
Se huizo mortal
y atravesando el tiempo
nos volvió eternos.

Y llamo, sí, te llamo
en los días felices
y en las noches oscuras.
Es tu nombre un tesoro
que comparto, en voz baja,
sintiendo que al llamarte
la bruma se disipa
y enciendes la esperanza.

José María Rodríguez Olaizola, Oviedo, 1970