Muerte no es morir

 

Si ya vas a venir, hazlo más tarde,
aunque mi luz apenas parpadea,
no es que a vivir me aferre, no es que crea
que convertirme en polvo me acobarde.

En mi invierno, el jardín florece y arde
y, a pesar de mi noche, el sol flamea;
deja que se retarde tu tarea,
deja mi río y que tu mar aguarde.

Pero si no seré jamás lo que persigo,
si del árbol de ayer quedó una astilla,
a qué esperar la muerte tan sencilla.

Mi llaga en paz y mi cizaña en trigo,
Dios besó al pecador en la mejilla,
y muerte no es morir si estoy contigo.

La matanza de los inocentes

 

Nos quedamos sin ojos
nos quedamos sin lágrimas
nos quedamos sin cara
la túnica rasgada por inútil
tibia todavía del sueño de los hijos
eran como higos de Jericó: su redondez y una gota de leche
los cortaron del tronco, fruta en agraz, desperdiciada
colgaban sus cabezas de pájaro, nerviosas, desplumadas
nos desgajaron, nos desollaron los huesos
nos rasparon la corteza
eran como reflejos nacidos de los mármoles
nos destruyeron como a Jerusalén, piedras de ruinas
ladrones de la especie, salteadores de bancos de sangre
dinastías a la mitad, estirpes dislocadas
lo que el amor edificó en nueve meses,
padre Abrán, noventa veces nueve derrumbado
las descendencias quedaron paralíticas
como los vientres
pobres perras judías aullamos por los cachorros
nos repegamos al muro
montón de noches, puñados de ceniza
cuando los soldados llegaron, ay
las cabezas de pájaro brincaban
nos podaron la raíz del llanto y del arrullo
queremos abrir la boca y bramamos
gargantas sin azúcar de tanto nido huérfano
estamos secas, cocidas a sal y sangre
cuando saltaban sus manos como granizos, secas
cisternas rotas, cedros astillados, secas
malditos los que cortáis las tribus
por espada por miedo por farmacias
si tenéis un hijo aborrecido, dádnoslo
paralítico retrasado mental o sordomudo
lo que vosotros llamáis una desgracia
dadnos esa desgracia
por las colinas aquella tarde los becerros bajaban
balaban a sus madres
nos quedamos sin ojos
nos quedamos sin lágrimas
nos quedamos sin cara[3].

 

 

[1] «Entonces Herodes, al ver que había sido burlado por los magos, se enfureció terriblemente y envió a matar a todos los niños de Belén y de toda su comarca, de dos años para abajo, según el tiempo que había precisado por los magos. Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías: “Un clamor se ha oído en Ramá, mucho llanto y lamento: es Raquel que llora a sus hijos, y no quiere consolarse, porque ya no existen”» (Mateo, 2, 16-18).

[2] Fernando Arredondo Ramón, Joaquín Antonio Peñalosa en la tradición poética mexicana, tesis doctoral dirigida por Ángel Esteban del Campo, Granada, Universidad de Granada, 2014, pp. 293-294. En las pp. 294-295 reproduce el poema completo, con alguna ligera variante.

[3] Joaquín Antonio Peñalosa Santillán, Hermana poesía [Obra poética completa], ed. de David Ojeda, San Luis Potosí, Editorial Ponciano Arriaga, 1997, p. 119. Lo cito por Nos vino un Niño del cielo. Poesía navideña latinoamericana del siglo XX, introducción y selección de poemas por Miguel de Santiago y Juan Polo Laso, Madrid, EDIBESA, 2000, pp. 155-156.

Teoría de la mano

 

Graduada en la Escuela de Idiomas,
todos tus gestos hablan
ninguna lengua ignoras
ni las vivas, muertas o por morir
diccionario políglota, móvil y parlante
intérprete de turistas alucinados
semáforo que iluminas los episodios del amor:
ven, espérame, vete
tratado de lógica que afirma, niega o duda
sin ti serían los pianos, cajas mortuorias
por ti a un trozo de mármol le salen alas
flor de cinco pétalos en el tallo del brazo
alta gaviota que a los viajeros despides
un apretón de manos es un kilo de amor
y un golpe en la tribuna es un golpe oratorio
despiertas a los padres de la patria
la muerte entre por la mano
la saluda y la enfría.

 

18 octubre 1998

Testamento de la abuela

 

Arrímense, hijos,
junten también a los niños,
ay, este nublado de ojos,
quiero sentir cerca su resuello.
Pobres fueron mis abuelos
y más pobres mis padres
y ustedes más
y así hasta el fin de los siglos.

Les dejo la selva que nos sustenta
y la caída de agua,
nunca se negó a llenar los cántaros.
A ti, como mayor, te entrego la familia
no desgrane la granada su roja pedrería
y a ti, Juan, te doy la ceiba
cuelga ahí tu hamaca
cuando llegue el perro del mal
de la canícula.
A las niñas les entrego las mariposas
para que jueguen a “hilitos, hilitos de oro”,
les dejo a mi paisano el río,
mi hermano el río,
me quería, me retrataba, ondulaba mi cabellera.
Las palomas son para Lupe,
lindas como trocitos de luna,
rondaban mi cama por las tardes
nunca supe si para arrullarme
o no querían que me durmiera.

El azul no hace ruido cuando amanece,
ni ustedes ahora que me entierren,
no lleven guitarras ni desperdicien las lágrimas,
guárdenlas para cuando el amor se vaya.
Todos nos vamos, todos,
cuando los huesos se enfrían.
La muerte, el entierro,
son cosas de la vida.

 

28 diciembre 1998

Aunque es de noche

 

No es mía la noche
de vasos rojos y de besos rojos.

Ni siquiera la noche que amortaja
conciencia y ojos en el camposanto del sueño.

Mía es la noche del suero
que eterniza la gota y el quejido

La noche del asfalto del trailero
que soporta con café y con aspirinas.

La noche de las redes que acechan
los jardines flotantes de los peces.

La noche de los relámpagos
que aluzan entre abismos
el paso de la mula y del indio.
La noche de vendimia de mujeres,
a elegir esclavas a precios razonables.

Mía la noche con olor laboral de obrero;
si la fábrica para, para el universo,
¿y el obrero, qué?

La noche rodante del metro
donde los sin-techo cabecean,
el mismo tabaco, la misma ruta.
Mía la noche de los barrotes,
prohibida la entrada a la luna y la justicia.
Tantos son los expertos de la noche,
tan pocos los centinelas del alba.

 

17 noviembre 1998

Epitafios

 

1 De un puente

Fui el arco de triunfo
de un agua clara con sonido.

 

2 De una florecilla del campo

No fui sino una gota
de pintura amarilla entre la yerba
que no me dejó levantar cabeza.

 

3 De una rosa.

Peregrino,
detente ante la inmortalidad,
la rosa vive sin término
en las hojas del rosal
o en las hojas del poeta.

 

4 De la tarde

Acosté al sol dormilón,
levanté a la estrella con túnica
de jacintos y esmeraldas.

 

5 De un cirio

Me consumí
de tanto llorar
en este valle de lágrimas.

Joaquín Antonio Peñalosa, México, 1923-1999
Joaquín Antonio Peñalosa, México, 1923-1999

El burrito pide posada

 

Si pudiera hablar mi lengua, si fuera tan orgulloso,
yo que apenas un burrito, perdido en la milpa, solo…

Hoy me han cargado una carga con un rosal y una rosa:
nunca tuviera mi lomo menos peso y más aroma.

Adelante iba José arreando yuntas de sombras,
atrás ángeles-espejos anticipaban la aurora.

Y arriba sobre mi espalda, luz de luz, rosa de rosa,
Dios escondido en la Virgen, hostia dentro en su custodia.

En la procesión nocturna mis patas eran las andas;
candeleros los maizales y el palio las nubes blancas.

Mi aliento era el incensario; mi hocico carbón en brasa.
Soy su servidor el burro que anduvo nueve jornadas.

Al filo de nieve y luna vengo pidiendo posada,
¿quién me renta una parcela para una Rosa en su Rama?

Orden del día

 

Dime
si hay una taza de café más sabrosa
que estos pequeños verbos regulares:
levantarse y que la luz se te eche encima
como un baño de jugo de naranja,
sentarse al desayuno partiendo en rebanadas el otoño
dar al teléfono eficaz respiración de boca a boca
picotear la máquina de escribir por si cruza un ala
llevar a mano el encendedor, la fogata amistosa
enviar un telegrama de felicitaciones a la lluvia
poner girasoles a los ojos para seguir más cielo
cerrarlos por ver su azul cristalizarse dentro
ir por la calle con unos pies sismógrafos
registrando la ternura de la tierra,
pasar de largo blancos, estatuas, cuarteles
pararse donde estalle un silencio o un quejido
dar cuerda al corazón para que marche aprisa
decir adiós, el último
como decir los buenos días.
Sin decir adiós.

La piñata de los ángeles

 

Que se rompa la nuez y se rompa la esfera,
que se rompió el anuncio, la realidad empieza.

Empieza un nuevo día y un nuevo testamento,
que se rompa la nube y llueva su misterio.

Que se rompa el buñuelo en los labios del Niño,
que el pandero se rompa y que se rompa el frío.

Todo en este minuto un cambio se realiza,
todo menos el vientre virginal de María.

Que los ángeles niños rompan ya la piñata,
la que compró Miguel en el puesto, tan cara.

Que se suban al techo a colgarla en la reata,
que venden los ojillos con oscura mascada

y que preste José, por un rato, su vara;
que les den dos, tres vueltas cerca de la piñata

y en un golpe de gritos brinque ya su descarga
de confeti y almendra, de limon y naranja.

Que se rompa la nuez, que se rompa la esfera,
que se rompió el anuncio, la Navidad empieza.

Confesiones

 

Me llamaste al alba,
mira no más a qué horas llego,
el reloj checador marca las 11:59 p.m.,
dame ese minuto de esperanza.Vuelvo del viaje sin más souvenir
que unas migajas de pan
y unos bolsillos rotos,
sólo Tú puedes comprarme
el boleto de regreso.
Operaciones fundamentales
Al hombre que tú izas
lo suman, lo restan
lo multiplican, lo dividen
le sacan raíz cúbica
lo hacen quebrados
pasas del viento y de la sangre al archivero
aplastado por el buldozer de la burocracia
sobre tu cara, el grito de tus huesos
la alta frente más allá de los álamos
acuérdate, hombre, que eres número
y en la tarjeta 32,458 te has de convertir.
Nadie puede brogar en tus ríos de pájaros
ni apagar el bramido de tus selvas de fuego
nadie registra lo que hay detrás de una sola mirada
nadie hollará jamás las galaxias de tus sueños
nadie,
la física nuclear no sabrá nunca
qué universos de amor o de dolor
ruedan en una simple lágrima.
Sin decir adiós.

Hermana televisión

 

Llegaste a casa con honores
entre una valla y papelillos picados
buscando el mejor sitio, pase usted primero
visita de cumplimiento, fuereña entrometida
se adueñó de la sala, aquí me quedo
cómo no, señorita de 23 pulgadas
el pavorreal, colores y graznidos
luego escogió habitación exclusiva
desplazando espejos y una tía con artritis
y eso fue ponerse a contar vidas ajenas
la muy lengua larga
vieja chismosa, enredosa, cuentista y orejera
y ahí nos tienes a todos
con los ojos cuadrados
conectados a tu gran pupila fría
lavadora de cerebros, su contaminante
perra sarnosa gruñendo en los rincones
desde que entraste nadie habla en esta casa
montón de sordomudos
hoja Gillette rasura y acaricia
cállate ya alcahueta, lideresa falsaria
ay, hermana televisión
resplandeces y cantas
pego el caracol al oído y todo el mar palpita
una estrella me estalla entre los dedos
soy yo y los otros, estamos juntos todos
cosmonautas en tierra
en el bolsillo guardo el universo.

Recerta para hacer una naranja

 

CONTRÁTESE a la primavera
para que diseñe los azahares,
es tan imaginativa la modista en velos nupciales,
sólo que trabaja unos días al año.
Los dedos de la lluvia
esparzan dos cucharaditas de azúcar,
esponje el aire los gajos de la cúpula,
se desentienda el sol de todo el universo
para teñirle la piel con sus pinceles
especializados en rojos,
añádase el barniz del otoño para sellar los poros,
qué envidia el pop-art y las naturalezas muertas.
No toques aún esta naranja,
ponte primero de rodillas y adora como los
ángeles,
fue hecha para ti en exclusiva,
para nadie más,
como un pequeño inmenso amor
que se cae de maduro
que se entrega redondo.

Joaquín Antonio Peñalosa, México, 1923-1999