Habiendo perdido más que lo ganado
siempre he ganado más que lo perdido
pues habiendo sido tan y tan baldado
por yerro propio -y por engaño asistido-
que si hubiera guardado un retazo
de todo lo que dejé por el camino,
más salud tendría, más lleno el capazo
y menos deudas en presente destino.
Mas es de gregarios venir a quejarse
si mis bolsillos viajantes con gateras
y mis oros empeñados en quebrarse
siendo que, por un arte de hilanderas,
los brillos que no tardaron en marcharse
me dan esta paz y honor duraderas.
del libro Fulgor en la oscuridad