“Yo miro a tu mundo cara a cara, Dios, y no huyo de la realidad para refugiarme en los sueños; quiero decir que junto a la realidad más atroz hay lugar para sueños hermosos, y continúo alabando a tu creación, a pesar de todo”.
“Realmente no veo otra solución que girar hacia adentro y erradicar toda la podredumbre allí. Ya no creo que podamos cambiar nada en el mundo hasta que primero nos cambiemos a nosotros mismos. Y esa me parece es la única lección que se puede aprender”.
“En última instancia, tenemos un solo deber moral: reclamar grandes áreas de paz en nosotros mismos, más y más paz, y reflejarla hacia los demás. Y cuando más paz haya en nosotros, más paz habrá en nuestro mundo problemático”.
«Después de una noche como ésta, pensé por un momento con toda sinceridad que sería pecado seguir sonriendo… Pero los bebés, los agudos gritos de los bebés a los que arrancaron de sus cunas en plena noche para trasladarlos a países lejanos».- 24/8/1943.
«Las puertas se cierran ante racimos humanos comprimidos, lanzados dentro de vehículos para transportar ganado. Las escasas aberturas en lo alto de las paredes dejan entrever cabezas y manos que no tardarán en agitarse… El silbato lanza su grito estridente y un tren sale de Holanda con su cargamento de mil veinte judíos».
«Estaría dispuesta a ir yo misma diez veces a Polonia o a donde sea si antes pudiera sacar de aquí a estas personas tan queridas» (carta 45)
«Lo más desesperante es que puedes hacer por los tuyos mucho menos de lo que esperan de ti» (Carta 49).
«Y por qué no podrían alcanzar la vía férrea e impedir que saliera el tren? Todavía no ha pasado, pero, con cada convoy, volvemos a esperarlo con un optimismo inextirpable (Carta 64).
“Mi vida es en realidad un escucharme a mí misma continuo, un escuchar a los demás y a Dios. Y cuando digo que yo me escucho, entonces es en realidad Dios el que escucha en mí. Lo más esencial y lo más profundo de mí, escuchando lo más esencial y lo más profundo en el otro. De Dios a Dios”.
“Dentro de mí hay un pozo muy profundo. Y ahí dentro está Dios. A veces me es accesible. Pero a menudo hay piedras y escombros taponando ese pozo y entonces Dios está enterrado. Hay que desenterrarlo de nuevo. Me imagino que hay gente que reza con los ojos dirigidos hacia arriba. Ellos buscan a Dios fuera de sí mismos. También hay otras personas que agachan la cabeza profundamente y que la esconden entre sus manos, creo que esa gente busca a Dios dentro de sí misma”. (26 de agosto de 1941)
«Y ahora parece que los judíos no podrán más entrar en los negocios de fruta y verdura, que deberán entregar sus bicicletas, que no podrán subir más a los tranvías ni salir de la casa después de las 8 de la noche. Sí, me siento deprimida por estas disposiciones; esta mañana, por un momento, las he advertido como una amenaza plomiza, que buscaba sofocarme, pero no es por la disposición en sí. Me siento simplemente muy triste, y entonces esta tristeza busca confirmación. No son nunca las circunstancias exteriores, es siempre el sentimiento interior –depresión, inseguridad, etc.– que da a estas circunstancias una apariencia triste o amenazante. En mi caso, funciona siempre del interior al exterior, nunca viceversa. A menudo las disposiciones más amenazadoras –y son muchas actualmente– van a quebrarse contra mi seguridad y confianza interior, y una vez resuelta dentro de mí, pierden mucho de su carga temerosa».- Viernes, 12/06/1942.
«La vida es buena, sea cual sea«.- 7/8/1941
«Hay que volverse tan sencillo y tan mudo como el trigo que crece o la lluvia que cae. Hay que contentarse con ser«. – 9/7/1942
«El odio salvaje que sentimos por los alemanes vierte veneno en nuestros corazones… Nada es peor que ese odio global, que no hace diferencias. es una enfermedad del alma».- 15/3/1941
«Lo único criminal es el sistema, que utiliza ese tipo de categorías».-27/2/1942
«La maldad de los otros también está en nosotros. Y no veo otra solución, realmente ninguna otra, que regresar a ti mismo, a tu propio centro, y extirpar del alma toda esa podredumbre. Ya no creo que podamos corregir cualquier cosa del mundo exterior que no hayamos corregido antes en nosotros».-19/2/1942
«Tenemos tanto que cambiar en nosotros mismos que ni siquiera deberíamos preocuparnos de odiar a los que llamamos nuestros enemigos».-23/9/1942
«Cuando tenemos vida interior, seguramente importa poco de qué lado de las rejas de un campo estemos«.-12/3/1942
«Una vez es un Hitler, otra Iván el Terrible, por ejemplo, durante un siglo es la Inquisición, en otro las guerras, las pestes,los terremotos o la hambruna. En definitiva, lo que cuenta es la manera de llevarlo, de soportar, de asumir un sufrimiento que es consustancial a la vida».-10/7/42
«Las amenazas externas son cada vez más graves, y el terror aumenta día a día. Elevo la oración a mi alrededor como un muro protector que me ofrece una sombra propicia… Esta concentración interior alza altos muros a mi alrededor».-18/5/1942
«No creo en la ayuda exterior, no entra en mis previsiones. Los ingleses, los estadounidenses, las revoluciones y Dios sabe qué más. No podemos depositar en ellos nuestras esperanzas».- 23/7/1942
«Mis luchas tienen lugar en un teatro interior y contra mis demonios personales, luchar entre miles de personas asustadas, contra los fanáticos que quieren nuestra muerte y unen la rabia a una gélida frialdad. No, no es para mí».- 14/7/1942
«Debemos mantener el contacto con el mundo real, el mundo actual, intentar definir nuestro lugar en él, no podemos vivir solo con valores eternos, porque podría degenerar en una especie de política del avestruz. Vivir totalmente tanto fuera como dentro, no sacrificar nada de la realidad exterior por la vida interior, y a la inversa, ésa es la tarea estimulante».- 25/3/1941
«He aprendido a amar Westerbork» (16/9/1942)… «¿Cómo es posible que este trocito de tierra vallada con alambre de espino, atravesado por destinos y sufrimientos humanos que se estrellan contra él una y otra vez, haya dejado en mi memoria una imagen tan dulce». -22/9/1942
«La única responsabilidad con la que podrás cargar en esta vida es la de tu persona».-21/10/1941
«Dentro de mí hay una fuente muy profunda. Y en esa fuente está Dios. A veces consigo alcanzarla, pero con mayor frecuencia está cubierta por piedras y arena: entonces Dios está sepultado. Por tanto, hay que desenterrarlo de nuevo».-08/1941
«Otra cosa acerca de esa mañana: mi conciencia de no ser capaz de odiar a los hombres a pesar del dolor y la injusticia que hay en el mundo, la conciencia de que todos estos horrores no son como un peligro misterioso y lejano fuera de nosotros, sino que se encuentran cerquísima y dentro de nosotros».-02/1942
«Una quisiera ser bálsamo derramado sobre tantas heridas y partirme como un pan para los hambrientos».-13/10/1942
«Amo tanto al prójimo, porque amo en cada persona un poco de ti, Dios. Te busco por todas partes en los seres humanos, y a menudo encuentro un trozo de ti. Intento desenterrarte de los corazones de los demás».
«Tenemos derecho a sufrir, pero no a sucumbir al sufrimiento. Y si sobrevivimos a esta época indemne de cuerpo y alma, sobre todo de alma, sin amargura, sin odio, tendremos también una palabra que decir después de la guerra. Puede que yo sea una mujer ambiciosa, pero me gustaría mucho tener mi pequeña palabra que decir».
«La ausencia de odio no implica necesariamente la ausencia de una elemental indignación moral. Yo sé que quienes odian tienen buenas razones para ello. Pero ¿Por qué vamos a escoger siempre el camino más fácil y más trillado? En el campo he sentido con todo mi ser que el más pequeño átomo de odio que se añada a este mundo lo hace aún más inhóspito».
«Estoy enormemente agradecida por esta vida. Me siento crecer. Cada día me doy cuenta de mis faltas y de mis mezquindades, pero conozco asimismo mis posibilidades. Y, además, amo, amo a los buenos amigos; pero este afecto no me aísla de los demás seres humanos. Amo… Incluso a aquellas personas por las que no experimento espontáneamente ninguna simpatía«.
«Estoy muy cansada desde hace algunos días, pero eso pasará como todo lo demás. Todo progresa siguiendo un ritmo profundo, un ritmo propio en cada uno de nosotros. Debería enseñarse a la gente a escuchar y a respetar ese ritmo: es lo más importante que un ser humano puede aprender en esta vida. No lucho contigo, Dios mío, mi vida no es más que un largo diálogo contigo“.
«Me esperaréis, ¿verdad?»-7/9/1943