El absurdo es el eje en torno al que gira la obra de Arturo Comas, ese absurdo que, según decía Albert Camus, define al hombre que no hace nada por alcanzar la eternidad aunque tampoco la niega.
Además de como posibilidad de vida, Comas entiende lo absurdo como lenguaje a partir del que expresar sus intereses y preocupaciones, ligadas al existencialismo, a la nada, el azar, el narcisismo que puede haber convertido las personas en avatares o aquello a lo que no solemos dar importancia, por ejemplo, a las convenciones vitales a las que nos sometemos por inercia. Dice ver “el absurdo como el estado perfecto para ponerlo todo en duda, cuestionar lo que hacemos y nos rodea, desaprender lo aprendido y verlo con ojos nuevos”.
Defensor de la idea de que no existen certezas definitivas y de que todo es susceptible de relativizarse, este artista defiende las acciones que se realizan per se y no buscando finalidades concretas, desafiando la dictadura de lo útil. Junto a Camus, Beckett, Erwin Wurm o Fernando Arrabal son sus referentes.
Fuente | Más de Arte